MODELOS EDUCATIVOS, INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL.
TEMA: MODELOS
EDUCATIVOS, INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL.
PALABRAS CLAVE:
DISEÑO, MEI, IPN, COMPETENCIAS, PROFESIONALES
METODOLOGÍA. Educación tecnológica, modelos educativos, docentes,
metas educativas.
1.
INTRODUCCIÓN. Se
presenta una reseña histórica de lo acontecido en el Instituto Politécnico
Nacional (IPN) desde su creación, en 1936, hasta la actualidad, en uno de sus
aspectos institucionales como es: la relación, modelos educativos y práctica
docente. El análisis conlleva a una serie de interrogantes que la institución
requiere abordar para lograr mantener su misión, así como a algunos de sus
retos: la necesidad de generar nuevas estrategias, donde lo colectivo y la
experiencia de la Institución se articulen, para ofrecer respuestas que
posibiliten una educación científica y tecnológica acorde a las nuevas
condiciones del país, con miras a recuperar lo pertinente y establecer las
metas de los próximos años.
Él
Instituto Politécnico Nacional fue creado, por el gobierno de la República
Mexicana en 1936. En la actualidad, ratifica su origen en la expresión de su
misión: El Instituto Politécnico Nacional es la institución educativa laica,
gratuita de Estado, rectora de la educación tecnológica pública en México,
líder en la generación, aplicación, difusión y transferencia del conocimiento
científico y tecnológico, creada para contribuir al desarrollo económico,
social y político de la nación.
A
simple vista pareciera que realizar diseño curricular significa organizar una
serie de conocimientos. Sin embargo, delinear perfiles de egreso, conciliar
contenidos, dirigir nuevas estrategias didácticas y lidiar con la resistencia
al cambio, no es trabajo fácil. El Instituto Politécnico Nacional ocupado en
ofrecer educación de calidad, se propuso este año la tarea de incluir la mayor
parte de sus planes de estudio en un diseño curricular flexible, organizado por
niveles de competencia profesional, adaptado a las necesidades de sus
estudiantes y de los sectores laborales nacionales e internacionales, y que
incluye lineamientos educativos de vanguardia. Si bien el Modelo Educativo
Institucional (MEI) es un punto de inicio en esta labor, el llevar a los hechos
los trabajos de diseño curricular en las Unidades Académicas requiere tiempo y
paciencia; ya que implica un proceso de desaprendizaje – aprendizaje de todos
los involucrados.
Son modelos curriculares diferentes no sólo a lo
“acostumbrado”, también a lo experimentado tanto por alumnos, como por
docentes. El objetivo institucional en cuanto a diseño curricular se ha logrado
en su mayor parte; el siguiente paso consiste en evaluar los programas
académicos y transformar la didáctica para lograr el resto de los objetivos
trazados.
Se realizó el proceso de
implementación de un modelo curricular de tipo flexible y basado en niveles de
competencia profesional para el nivel superior de estudios del Instituto
Politécnico Nacional, de acuerdo con el Modelo Educativo Institucional (MEI)
vigente desde el año 2000. Se tomaron en cuenta como parte del proceso los
cincuenta y dos programas académicos repartidos en las veinticinco unidades
profesionales de nivel superior del Instituto. La meta propuesta por las
autoridades es que al menos un programa académico de cada Unidad Académica se
diseñara dentro de los criterios del MEI para mediados del año 2009. El proceso
de diseño curricular dio inicio invitando a todas las Unidades Académicas a
revisar la vigencia y pertinencia profesional de sus planes de estudio para sus
programas académicos; posteriormente se realizaron acercamientos con los
comités de rediseño que se estructuraron en cada Unidad para revisar los
análisis de la información de los sectores laborales, opinión de egresados,
docentes y alumnos.
En base al resultado de
dichos análisis, se comenzó a definir el perfil de egreso para cada programa
académico de acuerdo a las habilidades que se necesitan desarrollar en el
alumno, se procedió entonces a construir el mapa curricular conforme a las
áreas de formación del MEI y al perfil de egreso.
2. CUERPO
DEL TRABAJO “Lo que no se regenera, degenera”. Edgar Morin.
En su visión hacia el 2020 el enunciado de la
filosofía de la Institución, a través de su misión y visión, plantea
varios retos importantes para su comunidad y para la gestión institucional, en
tanto que las condiciones económico, políticas y sociales que se tienen en el
país distan mucho de las existentes en la época de su creación; momento donde
la consolidación de la Nación Mexicana estaba en pleno auge, con un conjunto de
acciones de estado, con la educación tecnológica como eje prioritario para una
industria eminentemente nacional. Los primeros treinta años de existencia del
Instituto, estuvieron caracterizados por su crecimiento en infraestructura,
planta docente, alumnos y programas educativos.
Las
siguientes dos décadas, aun cuando se continua el crecimiento éste se atempera
y, en el marco de un país impactado por el pensamiento y las luchas de los
sesentas, el Instituto vive diferentes movimientos democratizadores y sufre
también fuertes desequilibrios como la pérdida del nivel educativo
prevocacional (medio básico), entre otras acciones que impactan su estructura.
Estas primeras décadas consolidan la rectoría de la educación tecnológica con
la amplia participación de egresados en la conformación y crecimiento de
industrias como la electromecánica, la petrolera y las telecomunicaciones,
además de la incursión temprana en el campo de la electrónica y soportando la
infraestructura nacional a través de la ingeniería civil. En particular, en el
ámbito que ocupa a este trabajo, el modelo educativo, con una importante
influencia de los programas franceses, se orienta a impulsar una muy robusta
formación básica en matemáticas y física con un estilo docente “autoritario”
dirigido a jóvenes de escasos recursos provenientes de diferentes partes de la
República Mexicana.
La vida de los docentes en el aula busca ser
marcada por las administraciones en turno, a través de cambios en lo curricular
que implican un discurso sobre las “nuevas” exigencias que debe satisfacer.
Esto a su vez influenciado, a pesar de ser una Institución, hoy día,
descentralizada del estado, por las instancias nacionales de educación como son
la ANUIES y la propia SEP, impactadas también por los modelos internacionales.
Así, el profesor politécnico se ha visto inmerso en enfoques, acerca de su rol,
desde modelos educativos diferentes, dependiendo de la época en la que se
inserta al trabajo docente en la Institución. De forma sucinta, lo anterior se
expresa en la siguiente tabla: Bosquejo de los enfoques curriculares y de
formación del IPN. Elaborada por los autores.
Los
primeros veinte años del Instituto son soportados por profesores provenientes
de la milicia, refugiados españoles republicanos, profesores de la Universidad
Nacional Autónoma de México y egresados de las escuelas técnicas que le anteceden.
Su práctica docente está estrechamente ligada a la experiencia en entornos
laborales, lo que permite que en el aula la teoría se mezcle con los
conocimientos prácticos de dichos profesores profesionistas. En las siguientes
décadas el ingreso de los recién egresados se incrementa y se fortalece la
salida de algunos de ellos al extranjero a Instituciones de prestigio
internacional, esto da un nuevo matiz a la planta docente que permite el
impulso de la investigación, la creación de nuevas escuelas y centros de
investigación y desarrollo tecnológico. Esto se traduce en una búsqueda de la
profesionalización y creación de una planta docente propia.
¿En los años setentas los profesores que venían de lo
que se ha llamado la educación tradicional, que fundamentalmente reflejaba
listados de libros como contenidos, clases 100% expositivas, llenas de dictado
y memorización con un enfoque mecánico de la enseñanza y con ideas acerca de la
disciplina cargados hacia el autoritarismo y la rigidez, se les empieza a
instruir para incorporar a sus programas y clases las propuestas de la
tecnología educativa. Cabe resaltar que en este periodo se crea el Convenio de
las Relaciones Laborales del Personal Docente y de Apoyo a la Docencia, que
funge como el contrato colectivo sindicato-institución.
En
la década de los ochenta y parte de los noventa, la formación de los profesores
en el marco de la tecnología educativa, fue intensiva y abarcó a todos los
niveles educativos del Instituto; se desarrollaron programas para que los
profesores aprendieran a redactar objetivos de acuerdo a la taxonomía de Bloom,
para que entendieran el diseño curricular desde los Modelos de Hilda Taba, se
elaboraron cartas descriptivas de todos los programas y contenidos. Los
profesores con el apoyo de los departamentos de tecnología educativa
incursionaban en el diseño de acetatos, presentaciones con diapositivas,
diaporamas y aplicación de dinámicas de grupo. Se incorporan las evaluaciones
departamentales en la búsqueda de la estandarización de la educación ante la
creciente masificación, aparece como un reto la profesionalización docente y la
necesidad de contar con controles para administrar estos recursos materiales y
humanos.
A
finales de los años ochenta se pone en tela de juicio a la tecnología
educativa, con la influencia de la didáctica crítica que, de forma paralela al
modelo prevaleciente, da apertura a acciones de formación docente diferentes,
así surge por ejemplo el diplomado de Formación en Docencia y la Especialidad
para la enseñanza de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, el cambio de
administración trae “lo último de la moda internacional”, que requiere un
espacio para entrar y, para ello, se “da carpetazo a lo que hay” iniciándose el
proceso de incorporación al enfoque por competencias, con la llamada Reforma
Académica Integral.
Con
la reforma viene el enfoque por competencias, se establece a finales de los
noventa y se justifica retomando las ideas internacionales acerca de la
necesidad de transcender del saber hacer, al saber ser y el saber pensar. Se
trabaja en un ejercicio de prospectiva que impulsa cambios en las cartas
descriptivas para incluir ahora las competencias, los objetivos conductuales
parcializadores se van dejando de lado, en algunos sectores, para incursionar en
la definición de las competencias de diferente nivel y los diferentes tipos de
habilidades involucrados. Se enfatiza la idea de calidad educativa y el
concepto de eficacia y medición, toman un lugar central.
El lenguaje cambia, la
tecnología avanza y empiezan a fortalecer el uso de las Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones (TIC), ahora el profesor requiere conocer
éstas. Se inician los cursos en diferentes programas de cómputo, se ponen en
revisión los programas y se busca la descentralización y el fortalecimiento de
las academias, entre otros aspectos.
El
siglo XXI se inicia con una Nueva Reforma Académica, ahora desde la planeación
estrategia se busca conformar un Nuevo Modelo Educativo donde el profesor se
centre en el aprendizaje, se apoye en las TIC, propicie la autonomía, promueva
la flexibilidad y se inserte en un pensamiento orientado a la construcción de
conocimientos en lugar de la transmisión de estos. Se diseña el Diplomado para
el Nuevo Modelo Educativo como el medio para formar a los docentes en él. Ahora
se habla del trabajo colaborativo y la función del docente es la de facilitar
el aprendizaje, el diseño curricular se plantea a través de unidades de
aprendizaje con diferentes niveles se busca sustentarlo desde los conceptos del
constructivismo.
3.
CONCLUSIONES, (EL DOCENTE EN LOS
MODELOS).
En las primeras décadas el docente se apega a
un modelo implícito donde combina la experiencia profesional, las necesidades
nacionales y el rigor en la formación, esto conlleva a un modelo educativo con
visión tecnológica orientado a la solución de problemas de la industria, lo que
propicia egresados con una fuerte formación técnica, con una disciplina
rigurosa y orientados a sostener fuertes cargas de trabajo. En el marco
tradicional el profesor tiene que cumplir los temarios y asegurar la disciplina
de sus alumnos y la prueba del cumplimiento está en los aprobados y reprobados
que se tiene, siendo estos últimos un indicador de que se fue suficientemente
apegado a la rudeza requerida en la enseñanza para alcanzar el aprendizaje.
En el contexto de la tecnología educativa
también el programa es el punto de cumplimiento y sobre todo en verificar si
los alumnos han alcanzado los objetivos generales, particulares y específicos,
se considera innovador el uso de los medios audiovisuales y el concepto de
disciplina se puede relajar un tanto con el uso de dinámicas de grupo. Se
introducen nuevos criterios para la calificación del alumno como puede ser la
participación o el cumplimiento de trabajo que dan puntos adicionales. Empieza
a ser importante no tener tantos reprobados, pero se considera que estos
existen por factores exógenos al profesor y el aula.
El
docente en el nuevo modelo educativo pasa a otro lugar, ahora lo importante es
el aprendizaje y él es el facilitador, se impulsa la creación de portafolios de
evidencias, se impulsa el uso de las TIC y la colaboración, a veces, traducida
en trabajo en equipo y exposición de los alumnos; se tiene que seguir
cumpliendo el programa y los reportes de avance programático se mantienen. Ahora es requerido el centrarse en los alumnos
y de ser posible fungir como tutor, se necesita conocer sobre estilos de
aprendizaje e incluir en las clases menos transmisión y más uso de las
tecnologías de la información.
El cumplimiento de cada tipo de docencia
conlleva la necesidad de actitudes, conocimientos, creencia, valores e
identidad docente diferentes. Por ejemplo, el conocimiento de la materia es
suficiente en el tradicional, para el de la tecnología educativa requiere un
mayor nivel de especialización a diferencia del que se inserta en el modelo de
las competencias que necesita además del conocimiento una comprensión del
entorno donde se usara el mismo.
En
el profesor del nuevo modelo es preferible dejar la especialización para
ubicarse en la inter, la multi y hasta la transdisciplina. Si por ejemplo se
consideran los contenidos, estos son suficientes en el primer caso, en cambio
para la tecnología educativa requieren ser ubicados en los niveles de la
taxonomía y traducirlo a objetivos. Para el modelo de competencias hay que
relacionarlos con otros saberes como los valores y las actitudes y aterrizarlos
con lo laboral.
En
el caso del modelo actual institucional implica pensar en unidades de aprendizaje
que se integran por niveles de complejidad diferentes y necesitan responder a
los estándares internacionales y a la flexibilidad curricular. Hay otros
aspectos involucrados que son diferentes de acuerdo al modelo educativo, por ejemplo,
la idea del tiempo, del tamaño del grupo, del papel de la academia, de las
tareas o de las actividades extraescolares, de lo aplicado y práctico.
En
esencia del sentido y conceptualización de educación, docencia, docente,
aprendizaje, enseñanza y alumno que se proponga va a depender lo que es
pertinente para la formación de los docentes. En muchos sentidos, a pesar de
los cambios que se han buscado en el Instituto, la educación tradicional
coexiste con los otros modelos, en la vida práctica de las aulas profesores
nuevos y antiguos, fundamentados en la reproducción de los modelos vividos, se
apegan a una pretendida objetividad científica y tecnológica, caracterizada en
muchas ocasiones por una falta de profesionalización docente, que lleva a
priorizar lo administrativo sobre lo académico, propicia que la relación del
docente con el alumno sea despersonalizada, orientada más al cumplimiento de
los programas y la aplicación de los exámenes a fin de validar el pase o no
pase de las materias, con creencias como “el que más reprueba es mejor”, “si
aprueba a muchos es barco”, “sino se exige no se es bueno”.
También
coexiste ideas como ahora hay que ser flexible “aunque te vuelvas barco”, “es
suficiente con que cumplan con todo lo que da puntos”, “para hacerlos autónomos
tienen que investigar por su cuenta y ellos exponer” “no saben nada es
imposible hacer cosas diferentes con ellos”, etc. Este contexto propicio que
muchos profesores terminen sólo enfocados en el cumplimiento de sus programas,
apoyados con acetatos o presentaciones con el cañón, donde lo que prevalece es
transmitir a través de la exposición dejando de lado, en los hechos, la parte
del enfoque al alumno y los factores que influyen en que logre o no los
aprendizajes deseados.
Aunado
a lo anterior la falta de: a) comprensión y aprehensión de los sustentos de los
modelos, b) pensamiento flexible, c) autonomía, d) una construcción de sus
saberes, y d) las limitaciones para adoptar una actitud analítica ante los
modelos, propician que se efectúen intentos de aplicación de los modelos desde
bases equivocadas o confundidas, con trágicas interpretaciones, por ejemplo
pensar que poner a trabajar en equipos propicia la colaboración o suponer que
las competencias corresponden a las unidades de aprendizaje o considerar que
ahora con las TIC los alumnos van a aprender o bien que ellas sólo son un
problema que limita el aprendizaje de los alumnos. Depende mucho de distintos
factores y variables y es labor del docente dilucidar la mejor técnica a
emplear.
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